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domingo, 14 de diciembre de 2014

Eva Herzigova (III)



El cine
Su sueño es ser actriz. En 1992 demostró por primera vez sus dotes interpretativas en la comedia televisiva Inferno, donde compartía protagonismo con las modelos [Tyra Banks], [Helena Christensen] y [Kate Moss].
En 1995 vendría su debut en cine con la película Les Anges gardiens (Los ángeles guardianes) junto al actor francés Gérard Depardieu.Otros trabajos cinematográficos son L"Amico del cuore (1998) y Just for the Time Being (2000).

 Entrevista en 2011
 Ha vuelto. No a las pasarelas, sino a las portadas y a los videoclips. Eva Herzigova, 39 años, especie en extinción, interpreta a la teclista de Duran Duran en Girl Panic, el nuevo single de la banda. «Me emocionó mucho la propuesta. Fui la última en sumarme al vídeo. También fui la última en unirme al clan de las supermodelos en los años 90». La maniquí checa se refiere a un capítulo primordial en su vida y en la de la moda. La adolescencia del sector; un periodo en el que casi todo estaba por inventar. Y por explotar. La década de los 90 alumbró a una generación de modelos con más que unas medidas diez. Maniquíes carismáticas, actrices y novias de estrellas del rock, como la propia Herzigova. 
La intérprete de Ángeles guardianes (1995) y Modigliani (2004) se casó con el batería de Bon Jovi, Tico Torres, en 1996. Se divorciaron dos años después. En el vídeo la acompañan cuatro reinas de los 90: Yasmin Le Bon (mujer de Simon Le Bon, cantante de Duran Duran), Naomi Campbell, Cindy Crawford y Helena Christensen. «Casi lloro cuando las vi». La edición británica de Harper’s Bazaar ha aprovechado la grabación para dedicar la portada de diciembre a las cinco tops.

Han transcurrido dos décadas. Y la industria no perdona. Las modelos no duran 20 años. Los contratos no son tan cuantiosos y se prefieren los rostros y los cuerpos menos llamativos. Ella también ha cambiado. Hace un par de años afirmó: «La vida de modelo es un vagabundeo constante: vivir en hoteles, pedir comida a la habitación en vez de cocinar… Es imposible construir un hogar». Ahora solo piensa en ser madre. «No se puede ser una buena mamá sin una casa. Ser modelo es mi trabajo. Ya no es mi vida». Solo posa puntualmente. 
Hoy cambia pañales, hace y deshace maletas y cocina para sus hijos, George, de cuatro años, y Philip, de ocho meses. «Me he convertido en una experta de las maletas. Con una me basta. Pero los niños… El bulto más grande es de George. Adora los animales y tiene un montón de libros sobre ellos». Pasa mucho tiempo a su lado. «Me gusta contarles historias», confiesa. El hogar lo ha construido junto al empresario italiano Gregorio Marsiaj. Se casaron hace cinco años. 

Muchos la recuerdan como la chica del Wonderbra. El eslogan («Mírame a los ojos») y las imágenes de Eva en sujetador están de moda. El Reino Unido se ha embarcado en una cruzada contra los anuncios sexistas y la prensa ha sacado a colación la mítica campaña. Fue un hito. Ayudó a la marca canadiense a entrar en el libro Guinness tras vender un millón de wonderbras. Nunca pensó que el sueño duraría tanto. A los 16 años ganó un concurso de belleza en Praga. «Recuerdo esos días perfectamente; cada segundo. Tuvimos que tomar muchas decisiones antes de que cogiera el tren…



 Tardamos seis meses en obtener el visado para dejar la República Checa, entonces comunista. También estaba el permiso de estudios a distancia. Encima, mi madre no quería que su hija de 16 años se fuera sola a París». Su padre, sí. «Había trabajado como representante de un equipo de natación profesional. Era la única manera de conocer mundo, no había expectativas sobre la caída del muro. Me dijo: “Es tu caballo blanco. No lo dejes ir; ¡agárralo y vete!”». La llevó de Guess a Chopard, pasando por Calvin Klein y, por supuesto, por el calendario Pirelli.

 Uno de sus momentos de inflexión fue Saint Tropez. «Fui allí por trabajo en mayo. Me enamoré y decidí gastar el dinero en llevar a mi familia en verano. Fue maravilloso». Hasta entonces sus veranos habían sido menos glamurosos. «Pasaba dos meses en un campamento deportivo y dos semanas con mis padres en la exYugoslavia. Pero guardo muy buenos recuerdos».

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